Casi todas las mujeres suponen que conocen perfectamente el cuerpo de su pareja, esa sutil geografía poblada de terminaciones nerviosas que transportan la llamarada del deseo.
Pero a veces se preguntan: ¿hay alguna manera de proporcionar un placer más intenso? ¿Es posible que un hombre sea multiorgásmico?
¿El que se autosatisface, es un egoísta sin redención?
No se puede conocer a un hombre sin tocarlo, sin conocer cómo funciona su cuerpo y, a veces, para acercarse más hay que desafiar las leyes de un falso