Trench de gabardina, LACOSTE. Pendientes y anillos de zafiro y diamantes, RUBI RUBI.
Fue sucesivamente chica-Disney y heroína de Las mil y una noches. Su candorosa Nina Simonetti, doblada en alemán, turco o francés, cautivó a la audiencia global de la serie Soy Luna, un “tanque” infantil y juvenil que sembró grupos de fans en todas las redes, llenó estadios en todo el mundo y disparó su cuenta personal de IG más allá délos tres millones de seguidores. Después encarnó a la princesa Nadima en una adaptación musical de Aladín en la calle Corrientes.
Carolina Kopelioff bien podía haber continuado su trayectoria en -el dirigible que’. Es difícil salir de eso, lograr que te vean de otra manera, que también podés hacer otras cosas y que te interesa hacerlas. Hasta que aquella imagen se empieza a desarmar, lentamente, hay que tener mucha paciencia, audicionar, esperar…”, cuenta en el departamento de Belgrano que, durante la pandemia, fue escenario de más de cuarenta castings grabados en video casero, hasta conseguir que la burbuja se rompiera. “Ensayás una escena horas y horas. Grabás doscientas pruebas hasta que un video te parece lo suficientemente bueno como para enviarlo. Le ponés el alma, el cuerpo y no quedás elegida. Después, por ahí, la serie o la película se estrena, vos la mirás y pensás: cómo me hubiera gustado… Pero, bueno, hay que insistir. En mi caso, yo había tenido mucho tiempo de continuidad, primero con y después en teatro con , entonces tuve que reconectar con la vida real del actor. De eso se trata, enfrentarse con la vida”.