Al margen del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la jerarquía católica ya empieza a implementar los llamados Conversatorios por la Paz, espacios de reflexión donde distintas “comunidades” del país plantearán sus problemas relacionados con la violencia provocada por el crimen organizado, y los cuales constituyen un paso más en el ambicioso proceso de pacificación impulsado por la Iglesia, a raíz del asesinato de dos sacerdotes jesuitas en la Sierra Tarahumara.
Organizados por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Compañía de Jesús y la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México (Cirm), estos conversatorios concluirán a mediados del próximo año con un encuentro nacional donde participará no sólo gente de la Iglesia sino también actores políticos, organizaciones no gubernamentales, académicos, empresarios y otros sectores de la sociedad.
Se prevé que para entonces haya propuestas concretas de la sociedad civil para alcanzar la paz, ante el fracaso de la estrategia militarista de seguridad emprendida por López Obrador, quien se negó rotundamente a cambiarla, como se lo pidieron los obispos mexicanos.
El sacerdote Mario Ángel Flores Ramos, director del Observatorio Nacional de la CEM y miembro del equipo coordinador de los Conversatorios por la Paz, comenta: “Los conversatorios serán una reflexión de las propias