Cuando el 1° de mayo de 2020 el gobernador de Texas, Greg Abbott, permitió que las salas de cine que habían cerrado durante la pandemia de Covid-19 abrieran al 25% de su capacidad, la mayoría de los operadores decidieron no hacerlo. Sin nuevos lanzamientos y con pocos clientes, las cuentas no cerraban. Mitch Roberts no estuvo de acuerdo. Con solo 25 años, creó Evo Entertainment, con sede en Austin, que tenía 6 complejos en Texas con 57 pantallas, 38 canchas de bowling, servicio de comida, 200 videojuegos… y una deuda de US$ 42 millones. Cuando tuvo que cerrar 6 semanas antes, dijo: “Mi reacción inicial fue miedo. La segunda fue: ‘Vamos a prepararnos para reabrir’”.
Roberts comenzó pasando películas clásicas de culto como y para las pocas personas que asistían y alquiló auditorios vacíos a quienes querían jugar al en una pantalla gigante.