La reina Isabel II, la monarca más longeva del mundo que acababa de cumplir 70 años en el trono inglés, falleció al mediodía del jueves 8 de septiembre en el castillo Balmoral, ubicado en Escocia, en el norte de la isla de Gran Bretaña. ¿Las causas? Muerte natural, aunque se especula que el COVID que padeció en febrero pasado le dejó algunas secuelas que afectaron su salud pulmonar. Con 96 años, Isabel era una de las mujeres más queridas y poderosas de Inglaterra, convertida en reina de manera inesperada, pues su tío Eduardo VIII del Reino Unido abdicó para poder casarse con Wallis Simpson, una mujer estadounidense divorciada, lo que le impedía seguir en el trono. En ese momento, su padre, Jorge VI, fue proclamado rey, e Isabel resultó la heredera por accidente.
Nacida en Londres, el 21 de abril de 1926, era conocida en su infancia como Lilibeth, y aunque tenía comportamientos propios de la familia real, lejos estaba de pensar que algún día se convertiría en reina de la nación. Fue el 6 de febrero de 1952 cuando Isabel de Windsor se convirtió en Reina de Inglaterra al morir el rey Jorge VI de cáncer de pulmón. Su título oficial desde el 26 de marzo de 1953 fue: Isabel II, por la Gracia de Dios, del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte y Reina de sus otros Reinos y Territorios, jefa de la Mancomunidad de Naciones y Defensora de la Fe. Casada con el príncipe Felipe, Duque de Edimburgo, procreó a sus cuatro hijos: Carlos, Príncipe de Gales (14 de noviembre de 1948); Ana, Princesa Real (15 de agosto de 1950); Andrés, Duque de York (19 de febrero de 1960), y Eduardo, Conde de Wessex (10 de marzo