Happy FOOD
no de los hallazgos más revolucionarios de nuestro tiempo revela que la felicidad no es algo reservado a los afortunados. Depende sobre todo de ti y de cómo te cuidas. «La alimentación es un combustible tanto físico como emocional. Nuestro intestino y nuestro cerebro están conectados. De ahí que comamos según lo que sentimos, y sintamos según lo que comemos y digerimos», nos explica Mareva y dietista, autora del libro (Ed. Lunwerg). Hoy nadie pone en duda el hecho de que comer de forma saludable es esencial para sentirnos bien, motivados y con energía. Pero, ¿por qué la comida produce este efecto en nuestro estado de ánimo? «Existen nutrientes que son esenciales para crear neurotransmisores de bienestar y placer como la dopamina, la noradrenalina y la serotonina, incluso nutrientes que aumentan la producción de estos neurotransmisores», asegura Eva García, nutricionista de la Unidad de Nutrición y Obesidad de Instituto de Benito. Para poder producir serotonina, la hormona de la felicidad, es necesario tomar alimentos ricos en triptófano, un aminoácido esencial para su síntesis. «Dentro de este grupo se incluyen el plátano, la piña, el cacao, el aguacate, la avena, el pescado azul pequeño, las aves y los huevos», señala Gillioz. Por el contrario, el consumo de azúcares y grasas saturadas, ambos presentes en los procesados, la comida rápida o la bollería, se vinculan a un mayor riesgo de sufrir ansiedad o depresión. El problema es que su ingesta estimula la secreción de dopamina, generando una sensación de placer al instante y creando adicción. «Tenemos que ser muy cautelosos con estos productos, tomarlos de manera ocasional y evitar tenerlos en casa para que no caigamos en sus redes. Su consumo provoca una montaña rusa hormomal y emocional», sostiene la Dra. Izaskun Astoreca, médica estética y especialista en nutrición del Grupo Pedro Jaén La Moraleja.
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