Acudir cuando lo llamás, no pedir comida en la mesa, no subir a la cama de sus dueños o pasear de manera correcta por la calle son algunas de las situaciones que distinguen a un perro educado de uno que no lo está. Desde que el perro llega a casa, hay que dejarle claro qué se espera de él, conseguir que acate ciertas normas y obedezca órdenes sin problema. Sepamos cómo conseguirlo.
Aprendiendo a convivir
La convivencia satisfactoria con el perro se basa en gran parte en educar de manera correcta al animal.