elchor Rodríguez tuvo una vejez digna, pero tan pobre que no pudo pagar ni su entierro, que sufragaron a escote amigos, el himno anarquista, y se colocó una bandera rojinegra sobre el féretro (por cierto, no encontraron ninguno sin cruz para la ocasión). Fue la única vez, en toda la brutal y oscura dictadura, en la que se entonó libremente un canto revolucionario de izquierdas en público, con presencia oficial. El Ángel Rojo había conseguido su sueño de unir a las dos Españas, aunque solo fuera por un momento.
EL DÍA QUE LOS FRANQUISTAS ESCUCHARON A LAS BARRICADAS
Jul 22, 2022
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