AEROPUERTO DE CANCÚN AGENTES DE EU DECIDEN EL INGRESO DE VIAJEROS EXTRANJEROS
BOGOTÁ.- Anderson Caviedes miraba por el cristal y se culpaba una y otra vez por no haber introducido un par de billetes de 100 dólares en su pasaporte, cuando horas antes se lo entregó al agente de migración. Ya conocidos suyos le habían dicho que lo hiciera en el puesto de Migración, cuando aterrizara en el aeropuerto de Cancún.
Estaba convencido de que, de haberlo hecho, ya estaría fuera de la terminal aérea junto con su hermano, continuando su camino hacia la frontera sur de Estados Unidos, y no encerrado bajo llave en una sala del aeropuerto.
Ambos colombianos -oriundos de Yopal, Casanare- habían llegado a Cancún ese miércoles 15 de junio en un vuelo de madrugada de la aerolínea Volaris, proveniente de Bogotá. Pero una vez en suelo mexicano los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) les impidieron el ingreso al país, determinando su regreso a Colombia en la misma aerolínea en la que habían llegado. Tras ser rechazados fueron conducidos a lo que el INM denomina “Sala de tránsito”, al interior del mismo aeropuerto, donde debían esperar su vuelo de regreso y donde los encontré horas después, cuando yo también fui conducido a esa misma sala.
La “Sala de tránsito” de la terminal aérea es básicamente una bodega helada con nula visibilidad hacia el exterior, sin posibilidad de luz ni ventilación natural, cerrada bajo llave, que sólo pueden
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