El típico olor a gas no es del gas. El fluido se perfuma con un aroma intenso para que alarme al instante en caso de fuga. El mercaptano y otros aditivos malolientes buscan evitar una tragedia como la que ocurrió en Texas en 1937. Una explosión debida a un escape se cobró doscientas noventa y cuatro vidas en esa fecha. Como el suceso ocurrió en un colegio, nueve de cada diez víctimas mortales fueron chicos y chicas de entre diez y diecisiete años, con el consiguiente horror generalizado.
Considerada la mayor catástrofe escolar de Estados Unidos, el tercer siniestro más mortífero en la historia de Texas y una de las mayores deflagraciones del período de entreguerras, la explosión de Nueva Londres también resonó con potencia en el exterior. Tanto fue así que hasta un Hitler ya metido en preparativos para la Segunda Guerra Mundial envió un telegrama