n las últimas semanas he tenido la oportunidad de relacionarme con personas a las que la vida les supone una pesada carga de insatisfacciones (en este caso, no tanto por las circunstancias externas, sino por su escasa pericia para practicar (Planeta, 2022), libro en el que detalla la terrible –y a la vez absolutamente conmovedora– experiencia de compartir durante muchos meses la lenta agonía de su esposa Blanca a causa de un cáncer, hasta que finalmente abandonó su cuerpo, «al fin libre», como dice el bueno de JJ. El fallecimiento de Blanca está muy reciente, aunque él la siente muy cerca y, tal como detalla en su libro, le ha dado evidencias de ello. Lógicamente está muy triste y afectado y, a veces, me ha confesado, pierde las ganas de vivir. Sin embargo, cuando decidí llevar la conversación por el asunto que a ambos tanto nos apasiona: el fenómeno OVNI, un brillo especial se reflejó en sus ojos y su semblante cambió por completo. Empezó a explicarme algunos de los últimos casos que se encontraba investigando y los viajes que estaba preparando en busca de nuevos enigmas. Ese es su motor, la gasolina que lo impulsa a seguir adelante, la ilusión que le hace agarrarse con fuerza a la vida para continuar adquiriendo nuevas experiencias y conocimientos. Benítez es de los que no se paran pensando en el mañana, sino en luchar por hacer realidad sus sueños en el presente, a pesar de que eso conlleve enormes esfuerzos, críticas y sinsabores. Nunca supo de convencionalismos ni de hacer lo que la sociedad del momento dictaba que debía hacer con su vida. Pertenece a la sociedad secreta de los iniciados que saben que el mañana siempre es ahora.
EL MAÑANA SIEMPRE ES AHORA
Jun 23, 2022
1 minuto
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos