LAS NUEVAS REGLAS DEL JUEGO
ara ser intérprete hay que saber un poco de todo, e incluso con tanta competencia, Fernando Guallar sobresale. Arquitectura, música, moda, juegos (¡y no se hable de actuación!), el andaluz va de tema en tema con una comodidad palpable. Al preguntarle qué aprendió sobre la moda durante su rodaje de se le ilumina la voz: (2019) y su proyecto actual, una adaptación de la película francesa (2015), Fernando no tiene más que cosas buenas que decir: "Estoy siendo dirigido por una espectacular directora en la que confío absolutamente". Aitana, su coprotagonista en esta comedia romántica de Netflix, también se lleva elogios del actor, quien describe su trabajo juntos como una especie de simbiosis, gracias a que ambos tienen mucho que aprender el uno del otro. "Aitana es una chica que, con lo joven que es, tiene gran profesionalidad, que yo creo que le va augurar una carrera larga, desde luego". Como amante de la música, no puede evitar mencionar que "desde luego tiene un don para cantar. Alguna vez que se ha puesto a cantar ha sido una cosa preciosa". Es muy bueno que exista este vínculo entre los protagonistas a través de la voz, ya que la película trata sobre vecinos con personalidades opuestas que comparten una pared. Esta premisa significa que sus personajes no conviven mucho cara a cara y eso ha supuesto un reto para los dos: "Hay un ingrediente extra en este filme, porque tú no estás viendo en ningún momento a tu compañero, trabajas con imágenes, trabajas con intuición. Yo creo que estamos intentando enamorarnos con la voz". Es poco convencional, aunque cada vez más común en la era digital. "Allí lo tienes también, cuánta gente se relaciona a través de una pantalla. De eso hablamos también en esta película, de la belleza interior, y cómo de repente una persona te puede ganar sin que sepas quién es ni cómo es". Al preguntar si cree que los opuestos se atraen, responde sin ninguna duda, "Sí. En mi caso lo tengo clarísimo. Siempre hay algún ingrediente en común, sobre todo valores, pero sí creo que una persona con gustos opuestos te atrae mucho porque al final te está invitando a su universo, a que experimentes cosas nuevas, y eso es muy atractivo". Si en algún momento le pesó cargar con la etiqueta de galán, ya no es el caso. "Al principio lo veía casi como un enemigo y ahora lo veo desde un agradecimiento a que haya encontrado allí un lugar en el que comenzar mi carrera. Siempre me ha gustado darles a los galanes muchísima humanidad y sensibilidad. Creo que el hombre galán para nada tiene que estar reñido con alejarse un poquito del patrón de la masculinidad tóxica y vincularlo mucho más a una sensibilidad y una empatía".
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