El mar, el sol, el niño. He aquí los tres elementos primordiales de su concepto pictórico”. En estas tres palabras, mar, sol y niño, sintetizaba el crítico de arte José Francés la receta del éxito de Joaquín Sorolla, los temas que hacen inconfundible al pintor valenciano. Es difícil no estar de acuerdo con Francés o, mejor dicho, con Silvio Lago, el alter ego con el que el periodista firmaba sus reseñas. Mar, sol y niños, ¿puede haber algo más sorollano?
En los últimos años, el Museo Sorolla ha respondido a esta pregunta con tres exposiciones que no dejan lugar a dudas. En 2013 se contribuiría a popularizar en aquel entonces.