FELIPE II EL TEMPLE Y LA ORDEN DE CRISTO
DE ENTRE LOS MISTERIOS DE LA EDAD MEDIA BRILLA CON LUZ PROPIA LOS CABALLEROS TEMPLARIOS. Masivamente representados en películas, documentales y libros, los guerreros de la Orden del Temple (en recuerdo al Templo de Salomón en Jerusalén) parecen no haber perdido protagonismo. Lo que más llama la atención de esta orden de guerreros-monjes son los saberes secretos que, pretendidamente, conocían así como las riquezas que atesoraban. Este poder y aura hizo desconfiar a reyes y Papas hasta su traumático final de la orden en 1312, así como con la ejecución de su Gran Maestre, Jacques de Molay, en las brasas de la hoguera en 1314.
PORTUGAL: ÚLTIMO REFUGIO DEL TEMPLE
Pero el fin de la Orden del Temple no supuso, ni por asomo, el fin de los templarios. Los supervivientes debieron buscar otros reinos donde asentarse y cambiar de nombre, pero no de espíritu. Para algunos reyes europeos, como Eduardo de Inglaterra, el proceso contra los templarios presentaba como mínimo algunas dudas. El rey Dinis I de Portugal tampoco creyó las acusaciones vertidas contra los caballeros templarios y se propuso hacer algo por ellos tras su disolución por el papa Clemente V en 1312. El rey de Portugal tenía algunos motivos para exculpar a los templarios, ya que les habían sido muy útiles en la reconquista del Algarve frente a los musulmanes. Igualmente, los templarios de Portugal habían sido declarados inocentes por la corte eclesiástica del Obispo de Lisboa. Así pues, el rey Dinis creó una nueva orden, sobre los cimientos del antiguo Temple, que bautizó como Christi Milita (1317); en otras palabras, la Orden de Cristo.
Igual que los Papas habían sido intransigentes con los antiguos templarios, también fueron diligentes en confirmar a los nuevos templarios. El papa mediante la Bula de 1323, autorizó el rey Dinis hacer entrega a la nueva Orden de las propiedades y tierras de los extintos templarios en Portugal. Los ideales y costumbres de los caballeros de la Orden de Cristo eran los mismos que los del Temple: combatir al infiel
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