EDITORIAL
ólo hasta que eres mamá comprendes que el mejor regalo que puedes recibir es tiempo: tiempo para ti. Parece que en eso coincidimos casi todas las madres. En esta edición, le encargamos a nuestra periodista, la escuela en casa, el cuidado de los adultos mayores y otras nuevas actividades que surgieron con la crisis de salud, y que vinieron a sumar más responsabilidades a la larga lista de tareas que teníamos. Hubo quienes tuvieron que renunciar a sus trabajos para hacerse cargo de la educación de los hijos y otras que aceleraron el nacimiento de un proyecto que hoy día es su sostén económico. Sin embargo, en América Latina la participación de la mujer en el mundo laboral retrocedió 10 años con la pandemia. Por eso, dice Noni, aligerar la carga depende no sólo de las mujeres, sino de la pareja, la familia, la sociedad, el gobierno y las empresas, pero sobre todo de un cambio de mentalidad que debe impulsarse desde casa. Esta edición está dedicada a las mamás que nos leen, que desde hace años compran esta revista para desconectarse, al menos por un rato, de todas sus tareas y que perciben en ello un momento de apapacho merecido. Las mujeres que nos leen, muchas, lo hacen porque representa eso: un espacio propio, un momento para sí mismas y, lo más maravilloso, es que esta experiencia la heredan a sus hijas, que también nos toman en sus manos. Para ustedes este mensaje: lo más importante que tenemos las mujeres es a nosotras mismas, y merecemos ser nuestra prioridad, incluso por encima de los hijos. Aprendamos a delegar, a pedir ayuda y a disfrutar sin remordimientos. Eso, y unas flores son suficientes para un 10 de mayo perfecto.
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