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hace muchos años, pero los juegos tridimensionales no serían como son hoy si no hubiesen existido y , dos obras maestras que apostaron por grandes escenarios abiertos que podían explorarse con libertad, frente a la linealidad imperante hasta entonces. En realidad, ya el, pese a ser bidimensional y estar limitado por los 8 bits de NES, tenía ya ese carácter iconoclasta de no limitarse a un camino prefijado, y lo mismo se puede decir, obviamente, de los primeros con perspectiva cenital. Pero, indudablemente, Nintendo 64 marcó un punto de inflexión… que no tuvo necesariamente una continuidad en las sucesivas consolas de la compañía, sobre todo si se mira saga por saga, pues casi todas han seguido teniendo entregas 2D lineales, y a mucha honra. Ahora bien, Switch ha resucitado aquel espíritu aperturista con numerosas secuelas que han dado nuevos bríos a universos con más de veinticinco años a sus espaldas.