MAD MAX II EL GUERRERO DE LA CARRETERA
La etiqueta de neowéstern alcanzó una nueva naturaleza y se redefinió en manos de George Miller cuando dirigió Mad Max 2: el guerrero de la carretera (FOTO 1). Aviso: el texto puede contener spoilers.
La segunda entrega de la saga de Mad Max modificó el planteamiento de fusión genérica de su predecesora, Mad Max: salvajes de autopista (1979), que combinó las claves del cine de acción-persecución con elementos de terror, para inclinarse a buscar su propia identidad.
Va así más allá de su reconocida naturaleza como secuela, que la lleva, en un ejercicio de coherencia, a recuperar en su arranque, tras el encadenado de imágenes documentales reales, escenas de la película anterior que le sirven como). Es al mismo tiempo ejercicio de memoria-resumen del espectador en modo , y por su mezcla con las secuencias reales de documental que preceden a esa recuperación de momentos clave de la película anterior, se constituye también como un curioso ejercicio de autoafirmación de frente a .
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