l fin de la URSS tuvo lugar entre el 11 de marzo de 1990 y el 25 de diciembre–en la que hizo una dura condena del sistema capitalista. En la encíclica podemos leer que el capitalismo no puede considerarse como el sistema ideal por el hecho de que haya fracasado el comunismo en el mundo, considerando a ambos igual de «ateos» y «materialistas ». En el texto, el papa atribuye al sindicato Solidaridad de su amigo Lech Walesa el derrumbe de la Unión Soviética y su ideología comunista, y asegura que la Iglesia «no condena la economía de mercado», aunque también señala que «la propiedad no es un valor absoluto» y que resulta «ilegítima» cuando «sirve para obtener unas ganancias que no son fruto de la expansión global del trabajo y de la riqueza social, sino, más bien, de la explotación ilícita, de la especulación y de la ruptura de la solidaridad en el mundo laboral
