CUANDO LAND ROVER anunció en 2015 que sustituiría al venerable Defender por una SUV ultramoderna y cargada de gadgets, a la que sería más fácil ver rumbo a un spa que afuera de un establo, la euforia por lo que parecía el inminente nacimiento de un ícono, rayó en lo cursi. Muchos observadores, algunos de los cuales aún sollozan sobre las mangas de sus chamarras Barbour White Labels, sintieron que la firma premium no había entendido el punto.
Resulta que Land Rover había visto muy bien los signos de dólar en el completamente nuevo modelo, lanzado en 2019 y que desde entonces se