Con prisa (y casi sin pausa)
La agenda de Javier Rey es un follón de mil diablos: rodajes, viajes, estrenos... Por eso siempre está pendiente del reloj, y más ahora que ha entrado a formar parte de la familia Longines
Marco su número de móvil y su voz me responde al segundo tono. Y pienso: “¡Qué hombre más puntual!”. Con la vida que lleva –rodajes, entrevistas, viajes, presentaciones, estrenos–es normal que mida sus tiempos con tanta precisión si quiere llegar a todo. “No me queda otra. En una hora me vienen a buscar para ir a grabar (la primera serie basada en una novela de Almudena Grandes), así que siempre estoy pendiente del reloj”, dice Javier Rey (Noia, A Coruña, 1980). Hoy nuestra conversación va precisamente de eso, de tiempos, de historia y de relojes. Porque el actor gallego acaba de entrar a formar parte de una familia muy especial en la que comparte protagonismo y valores con otros y Regé-Jean Page No se trata de una nueva película, sino de una marca de relojes legendaria, Longines, fundada en 1832, de la que ahora es imagen y amigo.
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