¿ES NUESTRO SISTEMA SOLAR UNA RAREZA CÓSMICA?
Érase una vez un sistema solar en el que vivían cuatro pequeños planetas rocosos llamados Mercurio, Venus, Tierra y Marte. También vivían allí cuatro grandes planetas gaseosos: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Los cuatro pequeños estaban cerca del sol porque allí hacía mucho calor y porque todo lo demás había sido destruido, dejando solo rocas. Más lejos hacía más frío y había mucho hielo, por eso, los otros planetas que vivían alejados del sol se convirtieron en grandes gigantes gaseosos. Hasta hace relativamente poco tiempo, este cuento de hadas era la historia real, el relato auténtico de cómo se formó nuestro sistema solar -de hecho, era la historia de cómo se formaría cualquier sistema solar-, pero durante la última década, más o menos, este relato ha empezado a parecer un poco artificioso.
Existe un gran número de sistemas solares en otros lugares de nuestra galaxia, pero ninguno de ellos se parece al nuestro. Hay planetas gigantes gaseosos cerca de sus estrellas madre, planetas rocosos más grandes que la Tierra, sistemas compactos con mundos rocosos encajados entre gigantes gaseosos... De todo un poco. Al principio, podíamos descartar estos exoplanetas exóticos por considerarlos extraños, pero después de miles de descubrimientos, eso empieza a parecer insostenible. En este sentido, está surgiendo una nueva corriente ideológica que defiende que los sistemas solares se forman en un caos de construcción de planetas sin un resultado seguro. Esto nos ha hecho revisar
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