En medicina natural disponemos de unos cuantos antiinflamatorios muy eficaces, como, entre otros, el harpagofito (Harpagophytum procumbens), la cúrcuma (Curcuma longa), el lapacho (Tabebuia adenophylla, ver Integral 505) o la popular equinácea (Echinacea purpurea), cuyos efectos mejoran si se utilizan unidos a un buen aporte de otros nutrientes, como la vitamina C, de enzimas como la bromelaína de la piña o de minerales y oligoelementos como el zinc y el selenio.
UNA MEJORÍA GENERAL PARA EL ORGANISMO
Sobre la actividad antiinflamatoria, investigadores médicos como Roberts u O’Brien, consideran que «la cúrcuma reduce la inflamación reduciendo el nivel de histamina y estimulando las glándulas suprarrenales para aumentar la producción de cortisona, hormona que reduce la inflamación».