Ellos son mucho más que los jets regionales, y algo menos que los narrowbodies que dominan el mercado (el Airbus A320 y el Boeing 737). Con los cambios en la demanda provocados por la pandemia, los “jets crossovers”, como se les ha llamado, han ido ganando una cuota de mercado cada vez mayor.
En los años 90, los jets regionales de 50 plazas revolucionaron el mercado de la aviación, sustituyendo, sobre todo en Estados Unidos, a los turbohélices, que hasta entonces habían reinado, aunque su imagen ante la opinión pública quedó terriblemente manchada tras una serie de accidentes fatales. Con el tiempo, las grandes aerolíneas americanas (las majors) se dieron cuenta de que podían utilizar estos jets regionales en destinos o épocas sin demanda para un avión más grande (abriendo rutas, aumentando frecuencias y/o operando de forma rentable en épocas de menor afluencia).
Normalmente, estas aeronaves más pequeñas eran operadas por empresas asociadas, una especie de “franquicia” de las grandes La compañía pintaba el avión con los colores de una de las majors (normalmente con el subtítulo “express” o “majors “) y gestionaba la tripulación, la operación y el mantenimiento, recibiendo un pago fijo por vuelo, independientemente del número de pasajeros embarcados. La comercialización de los pasajes era responsabilidad del major. Operando con costos mucho más bajos, especialmente en relación con los salarios, en un tiempo relativamente corto, los cielos estadounidenses estaban dominados por los aviones CRJ-200 y -300, fabricados por la canadiense Bombardier, y por los ERJ-145, construidos por la brasileña Embraer.
EL ORIGEN DE LOS PROYECTOS
Al darse cuenta del nicho de mercado, ambos fabricantes invirtieron en aeronaves más grandes. Después llegaron los CRJ-700/900/1000 de hasta 90 plazas, que eran versiones ampliadas de los modelos originales 200/300. Embraer optó por un diseño totalmente nuevo y así nació la exitosa familia E-Jet. Cuatro aeronaves (E170/175/190/195, a las que nos referiremos como E1 a lo largo de este texto), con una capacidad de entre 70 y 118 plazas, pronto dominaron no sólo el panorama de la aviación regional estadounidense, sino también el de Europa, donde sustituyeron con éxito al Fokker-100, al BAE-146 y a modelos más antiguos. En Brasil, la familia fue fundamental para la creación de Azul.
A finales de la década de 2000, la aparición de una nueva generación de motores desarrollados por Pratt & Whitney (PW1500G) y CFM (LEAP-1A) prometía un ahorro de combustible de hasta el 20% respecto a los modelos