La intolerancia ensombrece al mundo
El odio no es una característica en el pasado de los pueblos. Su presencia en el mundo moderno alarma porque contradice la racionalidad de las filosofías del Renacimiento o de la Revolución Francesa que, con todo y sus rasgos intolerantes, pusieron las bases de la modernización. El odio parece disociado de la Ilustración, pero no es solamente producto de la ignorancia.
Desde el poder el odio ha sido una herramienta de dominio, como se demostró en el Congo dominado por los belgas o en el apartheid en Sudáfrica o en la Alemania nazi. Sin embargo, vuelve como si la historia no arrojara ninguna enseñanza.
Como mal de nuestro tiempo, el odio lo recicló con fuerza el presidente Donald Trump a través de su discurso., del director Asghar Farhadi, nominada a la mejor película extranjera en el Oscar en ese año, pre-sea que ya había obtenido por en 2012.
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos