@Rafaikkonen
Durante varias décadas, Japón llevó la voz cantante en la industria de los videojuegos. Tras el crash de Atari de 1983, el sector cambió por completo y el eje de la fabricación de consolas y de juegos se trasladó al país del sol naciente, de la mano de Nintendo y Sega desde mediados de los 80 y también de la de Sony desde mediados de los 90. Con ayuda de su hardware y de los salones recreativos, compañías como Capcom, Konami, Square, Enix, Namco, Taito o SNK contribuyeron a que el país se convirtiera en la meca del videojuego.
Esa particular hegemonía se extendió prácticamente hasta mediados de la década de los 2000, y llevó aparejadas muchas tribulaciones para los usuarios occidentales. No en vano, el hardware se lanzaba allí con una antelación de meses o, incluso, de años. Había algunos dispositivos que ni siquiera salían nunca de allí, como