Tras la Revolución Bolchevique en el año 1917, Rusia quedó en manos del Gobierno Provisional de los Soviets, constituido principalmente por los liberales que convivieron con el recién creado Soviet de Petrogrado (San Petersburgo) compuesto por obreros y diputados militares. Después de la victoria de la revolución, el Gobierno Provisional y el Soviet de Petrogrado estaban convencidos de que en Rusia nunca habría un Estado policial. Pero como sucede casi siempre con los países en desarrollo, los ideales democráticos cedieron paso a la política y al orden del país. Y lamentablemente, Rusia no fue diferente…
Así que el 20 de diciembre de 1917 se fundó la organización Checa–la “Comisión Extraordinaria”–que se ocupó de los servicios de inteligencia política y militar soviética (sucediendo a la antigua Ojranka zarista), cuyo principal objetivo era suprimir cualquier acción de carácter contrarrevolucionario. Félix Dzerzhinski se convirtió en el fundador y el primer jefe despiadado de la inteligencia soviética quien no dudaría en cometer acciones atroces en lucha contra los enemigos del estado.
LA KGB, UN GOBIERNO EN LA SOMBRA
En cuanto se retiró de la política por su enfermedad en el año 1922, accedió al puesto del Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética y los cambios en las políticas del estado no se hicieron esperar. Después de la creación oficial de la URSS en 1923, se creó la GPU–Administración Política del Estado de la NKVD (Comisariado de asuntos internos de la Federación Soviética Rusa)–, que tenía la potestad de celebrar juicios rápidos contra los contrarrevolucionarios, espías y terroristas. A diferencia de la “Checa”, que estaba establecida temporalmente como el medio necesario para proteger la revolución,