Crusade de Paul Verhoeven

chwarzenegger en las Cruzadas. Para muchos, este mero enunciado bastaría para justificar el precio de la entrada. Y si además estaba dirigido por Paul Verhoeven, cabeza pensante de (1990), nada podía fallar. La brutalidad y el carisma del primero, y la fascinación por la violencia y el sarcasmo más corrosivo del segundo forman un cóctel letal, en el sentido más intrínseco. era uno de los proyectos que estaban (1960) y (1982). Sin embargo, su antes de tiempo denota por dónde soplaban entonces los vientos de Hollywood, cambiantes según la década que pisemos. Aquellos no eran años propicios a las megaproducciones de época.