Derroche y opacidad aplastan al sistema de vigilancia y seguridad de Jalisco
GUADALAJARA, JAL.– Creado para captar información que sirva en estrategias y medidas de seguridad pública, el Centro de Coordinación, Comando, Control, Cómputo (C5) en Jalisco muestra grietas en su operación y funcionamiento: con seis personas por turno que están pendientes de más de 6 mil cámaras –muchas descompuestas–, derrocha recursos y opacidad en compras y servicios.
Contratos obtenidos por transparencia, correspondientes a los últimos años de su operación, demuestran un dispendio en adquisiciones, asignaciones directas con empresas ligadas entre sí o cuya contra-prestación no queda clara por una renuencia a entregar la información.
El 2 de junio de 2018 se publicó el decreto de creación del C5. Su propósito es captar información a través de su sala de videomonitoreo que ayude a tomar decisiones en cuestiones de protección civil, procuración de justicia, seguridad pública y urgencias médicas, entre otras funciones.
Aún no tenía dos años de operar cuando empezaron las anomalías en ese organismo que en 2020 recibió un presupuesto de poco más de 265.5 millones de pesos. Hasta el 15 de enero pasado Alejandro Plaza Arriola fungió como su director general.
Plaza, quien antes
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