“Nadie puede decidir por mí de qué modo me puedo matar”
SIEMPRE HE SIDO RESPETUOSAcon todas las restricciones impuestas al consumo de tabaco en lugares públicos. Es más, yo no fumaba en tiendas, ascensores o autobuses ni cuando se podía. Entiendo perfectamente que mi libertad acaba donde empieza la de los demás y que yo no tengo ningún derecho a imponer mi humo a nadie. Lo tengo tan interiorizado, que cuando en algún bar nos han permitido fumar, yo seguía saliendo fuera.
Hace mucho que dejé de fumar dentro de casa, por respeto a las personas que viven conmigo.