ASÍ DOMESTICÓ CHINA AL NIETO DE GENGIS KAN
no de los grandes mitos del gigante asiático, basado en hechos reales, es su infinita capacidad para seducir a sus invasores hasta convertirlos en súbditos de una civilización superior. Casi inevitablemente, los conquistadores o sus hijos acababan enredándose en las riquezas y las profundidades de su cultura, y se convencían de que defender los intereses chinos, su forma de gobernarse y, a veces, hasta su lengua era la mejor manera de defender los suyos. Ni siquiera un guerrero tan astuto como el nieto de Gengis Kan habría podido sustraerse a semejante seducción. Y eso que Kublai, muy admirado por Marco Polo, cumplió uno de los sueños que su sanguinario abuelo nunca fue capaz de acariciar: conquistó y reunificó China bajo la dinastía Yuan, la suya, mientras el dominio mongol en Asia se extendía desde las costas del Pacífico hasta el mar Negro y desde Siberia a Afganistán.ba China llevaba más de trescientos cincuenta años fragmentada, y Möngke,
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