NO TENEMOS SUEÑOS BARATOS
TANTOS AÑOS EN ESTA PROFESIÓN DE PROBADOR de coches y no había tenido la oportunidad-¡qué digo oportunidad, el lujo!-de probar, sentir y disfrutar lo que es de verdad el lujo, de probar la marca de coches que de verdad representa la exquisitez y el máximo refinamiento, Rolls-Royce. Por suerte, en ya 20 años de profesión (¡qué viejo me estoy haciendo, por Dios!) he podido probar algunos Bentley, también Maybach, incluso un Hummer H2 limusina con discoteca en su interior, pero nunca un modelo salido de la fábrica de los sueños de Goodwood, nunca un Rolls-Royce. Y eso, por fin, ha ocurrido.
Como puedes imaginar, una presentación de Rolls-Royce no empieza de cualquier manera. En este caso, un chófer me espera en la salida de la terminal para llevarme de Múnich, que es donde va a tener lugar esta inolvidable experiencia, para llevarme como un marajá en las plazas traseras de un Ghost hasta el punto de encuentro en los alrededores del lago Tegernsee, cerca de la frontera con Austria.
Tocando (literalmente), el
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