FICX 2021, más allá de la prisión digital
Fue una de las mejores ediciones del FICX en los últimos años, mostrando que un festival es comunidad, contacto presencial entre espectadores y creadores, respetando siempre las medidas sanitarias y al calor de unade la nueva normalidad. Buen momento para dar al cine de género espacio propio, con la sección Midnight Xabaz, donde vimos el gélido thriller político de Andreas Fontana; la sátira de Jim Cummings y PJ McCabe, o la fascinante de Lucile Hadzihalilovic, según novela de Brian Catling. Pero el género, en estos díscolos tiempos trans, se coló también en otras propuestas, como la inédita de Abel Ferrara, distó-pica, y pesimista; con la rusa de Natasha Merkulova y Aleksey Chupov, ejercicio de suspense histórico e histérico; con de Jane Schoenbrun, al borde del terror, e incluso sardónica mirada a la hipocresía sexual del rumano Radu Jude, protagonista de un ciclo, como la francesa Sandrine Veysset, inédita en España.
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