ATRACONES EN EL MAR
“En los cruceros no se come bien”. Alguien dijo eso alguna vez y quedó grabado en el imaginario colectivo. Como lo de que si no te bebes rápido el zumo de naranja se le van las vitaminas. ¿Tú lo has comprobado? Pues eso. Pero nosotros, amantes del periodismo gonzo, nos hemos metido de , buque insignia de Costa Cruceros. Si hemos vuelto con algunos kilos de más, por algo será. A lo largo de ocho días, el barco hace la ruta Barcelona-Parma-Palermo-Roma-Savona-Marsella. Ocho días en los que además de visitar un montón de ciudades puedes ponerte como el tenazas, comiendo mucho, pero, más importante, comiendo bien. Para empezar, un dato que habla por sí solo: hay 11 restaurantes y 19 bares. Y no son exactamente como te estás imaginando (¿estás visualizando hordas de alemanes e ingleses en chanclas con calcetines llenando sus platos de salchichas y huevos revueltos en el bufé?), que aquí se come y se cena de escándalo. El mejor ejemplo es Archipiélago, restaurante al que podríamos catalogar como un 16 estrellas Michelin, con una propuesta concebida a seis manos por tres de los mejores chefs del mundo: el italiano Bruno Barbieri (siete estrellas), la francesa Hélène Darroze (cinco estrellas y una curiosidad: en ella se inspira la cocinera de ) y nuestro Ángel León (cuatro estrellas). La carta la componen tres menús que resumen la cocina de cada uno de ellos en cinco platos. Te va a costar elegir entre el estilo viajero de Barbieri, el más tradicional de Darroze y la innovación marinera de León, pero hagas lo que hagas, acertarás. Además, cada chef ha diseñado también un Plato de Destino, para servir en otros restaurantes a bordo según la ciudad en la que se atraque al día siguiente.
