Rust Cuando los rodajes acaban en tragedia
Lo que iba a ser un wéstern de escaso presupuesto, para mayor gloria de su productor y protagonista, y sin más pretensiones que reivindicar un género connatural al propio cine, ha terminado acaparando portadas sin ni siquiera ver terminado su rodaje. Y es muy probable que nunca lo haga. Rust no solo ha pasado a engrosar la lista de producciones marcadas por la tragedia. En su caso, además, cuenta con todos los ingredientes para trascender como una de las grandes leyendas negras de la historia del cine. Una estrella como protagonista, un error incomprensible, una pistola humeante y una vida que nunca debió perderse.
Alec Baldwin tenía una historia entre manos que le emocionaba: un viejo y un cazador de recompensas. Con la ayuda del director y guionista Joel Souza, Baldwin comenzó a dar forma a Una cinta que contaría con seis millones de presupuesto para un rodaje de tres semanas en Nuevo México. El pasado 21 de octubre, en el duodécimo día de trabajo, el equipo se encontraba ensayando un tiroteo en el rancho de Bonanza Creek. La acción tendría lugar dentro de una iglesia. La encargada de supervisar las armas, Hannah Gutiérrez-Reed, seleccionó tres: un revolver de plástico, una pistola modificada que no podía disparar munición real y un Colt 45. El ayudante de dirección, Dave Halls, seleccionó este último y se lo entregó a Baldwin, no sin antes avisar a todo el equipo de que la pistola estaba descargada. El actor comenzó a simular cómo iba a ser la secuencia: “Entonces, saco esto, aprieto el gatillo… ¡y bang!”. Sus palabras fueron seguidas de una detonación. Frente a él estaban tres personas: Joel Souza, el operador Reid Russell y la directora fotografía Halyna Hutchins. Una única bala bastó para herir a Souza en el hombro y a la mujer en el pecho. Tres minutos después llegaron los servicios médicos. Sin embargo, no pudieron hacer nada por Hutchins. Tenía 42 años.
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