TE PUEDE EL RENCOR (Y PUEDES APROVECHARLO)
Un hombre compra una casa al lado de su exmujer e instala una estatua de bronce de 4 metros con el dedo corazón levantado frente a su ventana. Un importante inversor compra una empresa para poder despedir a los directivos que le disgustan, a pesar de que va a perder dinero. La gente se toma su tiempo en la caja del súper para molestar al cliente que tiene detrás, aparca tapando la puerta para enemistarse con su vecino y reduce la velocidad cuando conduce para molestar a los que ve por el retrovisor, aunque esa conducta ponga a todos en peligro.
No es difícil encontrar ejemplos de comportamientos rencorosos, que perjudican a otro a costa de uno mismo. Como juego psicológico de suma cero, el rencor es desconcertante: podemos preguntarnos por qué la evolución no lo eliminó hace tiempo. En cambio, en el competitivo entorno de las redes sociales, parece estar más presente que nunca.
Sin embargo, en comparación con otras maneras sociales de comportarse, como el egoísmo, la cooperación y el altruismo, se han realizado relativamente pocas investigaciones científicas sobre por qué nos sale ser así. Con consecuencias potencialmente trascendentales tanto para la estabilidad sociopolítica como para la salud mental de los individuos, nunca ha sido tan importante comprender este lado oscuro de la conducta humana.
Durante muchos años, la mayor parte, una persona que solo actúa para maximizar su propia recompensa. Si se le da la posibilidad de elegir entre algo y nada, siempre tomará lo que se le ofrece.
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