DE EL PODER LA INFLUENCIA
Hace un año,
Daniela López trabajaba como instrumentadora quirúrgica en una empresa y lo complementaba con sus tareas como cofundadora de la organización Chicas Programando. Pero, en paralelo, también era Dadatina, su usuario en Instagram y Twitter creado a partir de Dada, su apodo. Desde sus redes sociales se dedicaba a hacer posteos con foco en el cuidado de la piel, reseñando productos nacionales y económicos. Venía creciendo, sumando cada vez más seguidoras (y seguidores) que seguían sus consejos y muchas veces agotaban los productos que recomendaba. ACF, una pyme argentina con foco en cosmética, le dio un código de descuento para que sus followers pudieran tener un beneficio al comprar los productos, como máscaras para la cara. Lo usaron 400 veces, cuando el promedio que tenían otras personas con código era de 15. La llamaron para conocerla, y ella les propuso hacer en conjunto un serum a partir de una fórmula que había desarrollado. Entre octubre y enero se vendieron 50.000 unidades.
LOS SON INFLUENCERS PARTE DE QUE UNA MOVER INDUSTRIA Á MÁS DE MILLONES US$ 15.000 EN 2022.
Dada es, quizás, uno de los mejores ejemplos del mercado local de cómo una influencer desarrolla, cultiva y mantiene (y atiende) una comunidad. Tiene más de 358.000 seguidores en Instagram y más de 92.100 en Twitter. Su acuerdo con ACF y su relación con otras compañías le permitieron, hace unos meses, renunciar a su trabajo en relación de dependencia para dedicarse full time a esto. “Vi una necesidad que nadie estaba cubriendo, porque en el cuidado de la piel ser una marca económica, y nacional, era sinónimo de mala reputación”, cuenta. Además del serum, con ACF lanzó un set de doble limpieza (aceite y gel), y en el primer trimestre de este año saldrán a la venta tres productos más. “Soy muy selectiva con las marcas con las que trabajo, porque quiero mantener el espíritu
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