TRANSICIÓN ENERGÉTICA: LA CUENTA PENDIENTE
Que el mundo va hacia las energías limpias resuena año tras año también en la Argentina. No se sabe si en 20, 50 o 100 años, pero indefectiblemente ese momento llegará. La industria energética y los referentes mundiales coinciden en este pronóstico. Las diferencias aparecen en el corto y mediano plazo, cuando se discute cómo y cuándo avanzar en la transición y a qué ritmo hacerlo. Solo a modo de ejemplo, las grandes petroleras, sobre todo las europeas, están en proceso de re-conversión gradual hacia las energías renovables. Empresas como Equinor, Shell, BP y Total, entre otras, están invirtiendo millones de dólares en energía limpia. Se suman así a las promesas públicas de reducción de la huella de carbono expresadas en los acuerdos de Kioto (1997) y París (2015). La agenda mundial de la descarbonización también llegó a China, el mayor consumidor de energía del planeta. El gigante asiático quiere lograr la neutralidad de carbono para 2060.
En la Argentina esta agenda todavía es difusa. El país cuenta con recursos de viento y sol de clase mundial. Al mismo tiempo, la formación de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta aporta
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