El hotel cuenta con villas privadas que capturan la esencia de las casas tradicionales jemer. Cada una está levantada sobre pilotes con techos altos, paredes de bambú tejido, antigüedades escogidas a mano, pisos y contraventanas de madera envejecida con vistas inigualables sobre el campo y los sembradíos de la zona.
Dentro de la propiedad se encuentra una auténtica casa de campo camboyana con más de 100 años de antigüedad, que recuerda la historia colonial del país.