ISABELLA ROSSELLINI: La flama eterna
Durante 14 años, desde principios de los 80, Isabella Rossellini representó el ideal de belleza. Como el rostro de Lancôme vendió de todo, desde el icónico perfume de la marca, Trésor, hasta una crema antiedad. Era un contrato muy lucrativo que la convirtió en la modelo mejor pagada del mundo en esa época. Después, en 1995, a unos cuantos meses de su cumpleaños número 43, fue abruptamente despojada del mismo. “No puedes representar el sueño”, le dijeron. “Así que tenemos que elegir a alguien más joven”. La decisión llegó a los titulares. “Cuando me dejaron ir, hubo una protesta real de las clientas, las mujeres que compraban esa crema antiedad”, recuerda. “Estaban ofendidas”.
Como lo dijo un artículo del de una manera absurda: “Isabella Rossellini vendió cosméticos de Lancôme de una manera desmesurada, pero después de su cumpleaños 43, la compañía la abandonó como un rímel seco”. Cuando contacté a Rossellini, proyectó una calidez Sus colaboraciones posteriores con el director vanguardista, Guy Maddin, le ofrecieron un espacio más radical para explorar sus sensibilidades artísticas. El cortometraje de 2005 de Maddin, le permitió interpretar un número significante de leyendas cinematográficas, incluida su propia madre. En su corta serie de películas que debutó en Sundance Channel en 2008, Rossellini recrea los rituales de apareamiento vestida de distintos animales. Sigue actuando, incluso menciona un viaje a Europa para un papel pequeño. También fue seleccionada para interpretar a Somca Beck, una de las colaboradoras de Julia Child, en la serie de HBO Max, , que termina grabaciones en un par de meses. la malévola y extravagante comedia de Robert Zemeckis de 1992, fue una desviación de su típica búsqueda artística. Peleó para ganar el papel de Lisle von Rhuman, una bruja cuya vida se centra en mantener y celebrar su propia belleza. Zemeckis le dijo que el estudio estaba buscando actrices con un perfil alto, pero Rossellini se sentía especialmente preparada para interpretar a una mujer seductora que tiene en sus manos el elíxir de la eterna juventud. “Sabía exactamente cómo ser ella porque es el estereotipo de cómo las mujeres quieren ser eternamente jóvenes”, dice. “Así que podía hacerlo, crear ese tipo de hechicera”. En la película, Rossellini es una belleza incomparable: con joyas en su expuesto pecho, una falda ajustada en sus caderas revelando una apertura hasta el muslo y un toque de labial carmesí. “Recuerdo una vez que hablé con Jane Fonda y me dijo que como mujeres nacemos teniendo que interpretar un ideal de belleza que no es creado por nosotras, sino que es una suplantación de las mujeres”, cuenta. Rossellini está resaltando las maneras en que el género se convierte en una presentación y las mujeres son forzadas a replicar una imagen aceptable de su feminidad. “La estupidez de reportar acerca de la belleza ha sido reflejada en la misoginia de cómo las mujeres deben ser tontas”, dice implicando a revistas como ésta. “‘Ay, ¿y qué labial usas? ¿qué tono? Oh por Dios…’ y esa… esa voz”. Rossellini se refiere a la voz que frecuentemente escuchamos en nuestras cabezas, limitando nuestro entendimiento de nuestra propia belleza y lo que puede ser.
