FLORA ALIENÍGENA
Unas palmeras de frondas carmesíes se mecen con la brisa, mientras las olas bañan la orilla de un mar –o quizá un gran lago–que calienta un sol alienígena. Los estanques que se han formado entre las rocas están recubiertos de algo parecido a las algas, una masa de líquenes azules tapiza las piedras y extrañas flores brotan de las dunas que salpican el horizonte.
Los astrónomos tienen pocas dudas de que existen planetas llenos de plantas más allá de nuestro sistema solar, aunque no están del todo seguros de qué aspecto tendría dicha vegetación. El universo no está falto de mundos que puedan albergar vida. Una extrapolación hecha a partir de los más de 4500 exoplanetas que han sido identificados hasta ahora ha permitido a un equipo de investigadores de la NASA calcular que podría haber unos 5000 millones de planetas habitables solo en nuestra galaxia. De momento, el reto es demostrar que, efectivamente, al menos uno de ellos está realmente habitado.
Un pequeño ejército de astrónomos se dedica a esta tarea. Para ello, escudriñan la radiación luminosa que atraviesa las atmósferas extraterrestres en busca de indicios de la existencia de bacterias o plantas. Es una tarea ciertamente apasionante, pero en el mejor de los casos proporciona pruebas circunstanciales. De hecho, los astrónomos saben desde hace tiempo que hay una forma mejor para tratar de determinarlo: buscar la luz que se refleja en la superficie de un exoplaneta ofrece mayores posibilidades de éxito. “Esta estrategia te ofrece la oportunidad de tratar de encontrar directamente la
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