Telmex El fantasma del apagón
Desde el inicio de la privatización de Teléfonos de México (Telmex), el empresario Carlos Slim se opuso a que los trabajadores sindicalizados ocuparan un asiento en el Consejo de Administración. Esa condición impidió que el sindicato tuviera voz y voto en la compañía.
Durante el proceso de desnacionalización de la telefónica, el entonces presidente, Carlos Salinas de Gortari, operó un crédito de Nacional Financiera en favor de los trabajadores, para que fueran accionistas de Telmex al poseer más de 315 millones de acciones “A” y “L”, el equivalente a 4.4% de la empresa en favor de más de 50 mil empleados.
Sin embargo, Slim y sus socios regatearon ese derecho a los trabajadores. La relación entre la compañía y su sindicato se ha regido a lo largo de 31 años por una serie de encuentros y desencuentros que ahora mantienen a Teléfonos de México al borde de una huelga sin precedentes, y que el miércoles 27 próximo podría dejar a 22 millones de usuarios
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