FUTBOL DE CIEGOS Un juego de concentración e intuición
A Gerardo Ávila, el primer colombiano incorporado a un equipo local en la naciente
Liga Nacional de Futbol para Ciegos (Liga FCMX), le diagnosticaron glaucoma cuando tenía tres años. Nueve años más tarde perdió totalmente la visión. Pero eso no le impidió entregarse a ese deporte, el único que ha practicado en su vida.
Desde hace tres años este singular futbolista se gana el sustento como vendedor de botanas y cigarrillos en el Centro Histórico de la CDMX. Sorprende a la clientela por la forma de desplazarse en las arterias de la ciudad, tal como lo hace cuando juega en la cancha.
Este colombiano llegó al país en busca de mejores oportunidades. Hoy recorre largas distancias durante cinco horas diarias ofreciendo sus productos. Y para esquivar el pago de la cuota a los líderes de los ambulantes del Zócalo capitalino y sus inmediaciones suele caminar y caminar, nunca se detiene.
En materia propiamente deportiva, Ávila trota, corre o realiza alguna barrida cuando es necesario. Lo hace con naturalidad, como si no padeciera ceguera. Gerardo está consolidado entre los elementos más destacados del equipo Aztecas de la Ciudad de México, uno de los 10 planteles que participan en el primer torneo de la Liga FCMX.
Del otro bando, Rubicel de la Cruz , como lo identifican sus compañeros y los adversarios de los equipos–, un excelente y aguerrido delantero que desde hace 10 años forma parte de la selección nacional de futbol
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