Ana Estuardo LA REINA DESCONOCIDA QUE UNIFICÓ GRAN BRETAÑA
El 23 de abril del año 1702, la Abadía de Westminster estaba asistiendo a un acontecimiento inusual. Una monarca de 37 años de edad se preparaba para ser coronada bajo la mirada atónita de los poderosos espectadores que formaban parte del solemne acto. La protagonista de aquella ceremonia era Ana Estuardo, una desgastada y ojerosa princesa que llegó al trono sin contar con la ilusión ni la fe de un pueblo que solo era capaz de ver en ella a un personaje torpe, enfermo y de aspecto bochornoso.
Según las crónicas de la época, la recién nombrada monarca de Inglaterra, Escocia e Irlanda tuvo que ser transportada en una silla de sedán, fabricada explícitamente para ella, hacia su propia fiesta de proclamación. Al parecer, un marchitado estado de salud y una obesidad severa le impidieron acudir por su propio pie. La histórica ruta de procesión desde el Westminster Hall hasta la abadía de Westminster significaba para la reina Ana un paseo eterno de 300 metros.
LA ÚLTIMA OPCIÓN DE UNA ESTIRPE
Ana era la hija mayor del rey Jacobo II de Inglaterra y VII de Escocia, quien tras declararse católico en 1672 desató las crispaciones hacia su persona en un país dirigido espiritualmente por la Iglesia anglicana.
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