LAS DIRECTORAS TOMAN LAS RIENDAS
Había muy pocas directoras en los inicios del cine nacional, en proporción a la gran cantidad de realizadores hombres. Nombres como Cándida Beltrán Rendón y Adela Sequeyro inauguran la galería de directoras: la primera realizó El secreto de la abuela (1928), perteneciente a la época del cine mudo; mientras que ya en la época sonora, Sequeyro fue pionera en dirigir una cinta, La mujer de nadie (1937). Cabe resaltar que el segundo filme de Sequeyro, Diablillos de arrabal (1938), fue la película nacional pionera en representar la vida en los barrios pobres de la Ciudad de México, recurso que tan buenos dividendos dio al celuloide en las décadas siguientes.
También están las hermanas Ehlers, Adriana y Dolores, documentalistas y (1944).
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