LA ÉPOCA DEL ‘HOMO CONNECTUS’
1. Sociedad sin hilos
En los últimos cuarenta años, internet se ha vuelto ubicua para buena parte de la humanidad: cerca de 4600 millones de personas tienen acceso a la Red. Pueden consultar información o comunicarse casi desde cualquier punto del planeta. Pero este acceso no está distribuido de forma homogénea. Quedan muchas regiones donde aún es imposible, o se da solo a velocidades muy bajas. Los motivos son varios. Económicos, por supuesto, pero también geográficos. No es sencillo llevar una buena conexión a zonas remotas, como desiertos y océanos.
En otras cuatro décadas, sin embargo, engancharse a la Web a alta velocidad será una realidad para todos. En cualquier lugar de la superficie terrestre habrá una conexión mucho más rápida que la que ahora proveen las conexiones de fibra, gracias a la evolución de las redes de telefonía y a nuevas iniciativas, como el acceso mediante grandes redes de microsatélites.
En el primer frente, la segunda mitad del siglo podría asistir al despliegue de las llamadas redes de terahercios. La actual tecnología 5G se apoya en una señal de radio que oscila alrededor de la banda de los 2,5 Ghz y se conoce como mmWave (u onda milimétrica, por el tamaño de la onda). Esta banda será también la base sobre la que se edificarán los futuros desarrollos 6G y 7G en las próximas décadas. Pero el salto a la banda de los terahercios, casi en el espectro inferior del infrarrojo, multiplicará la capacidad
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