“La vestimenta es la forma más antigua de construcción”. Con estas palabras, Adolf Loos (1870-1993), arquitecto europeo en su libro Why a Man Should be Well-Dressed establecía una relación entre moda y arquitectura. Loos se caracterizaba por denunciar la ornamentación en las construcciones de la época y preferir un estilo racional, funcional y minimalista. Conocido por sus polémicos escritos que, con tono burgués criticaban las decisiones culturales y reclamaban contra la excesiva decoración existente en las edificaciones, también fue un apasionado a la hora de filosofar acerca de la moda. Escribió sobre ropa interior, calzado, moda femenina, masculina y sombreros. Para vestirse bien no debe llamarse la atención; era uno de sus principios.
“Los conceptos de moda y arquitectura convergen en la capacidad de ambos para mutar según un determinado contexto histórico-social, demarcados por requerimientos o necesidades de un usuario. Ambos mundos conducen el habitar desde perspectivas diferentes pero de manera complementaria; por una parte la arquitectura surge como el cobijo y la contención a gran escala, mientras que la moda trabaja de forma más inmediata con el cuerpo”, afirma Diego Alonso, arquitecto de la Universidad de Santiago de Chile, quien además sostiene un vínculo con el vestuario a partir de la creación de una tienda de ropa intervenida, y agrega: “Esta relación constante nos demuestra la importancia de observar