Jordan antes de ser Jordan
El deporte ha sido siempre una máquina de crear ídolos, rutilantes estrellas con las que el público podía identificarse, a los que adoraban y tenían en los escalones más altos “El gran salto hacia delante de Michael Jordan”, titulaban en su primera página junto a una foto de infancia del jugador. Jordan había debutado en la NBA en 1984 y pese a ser en los primeros seis años ya una de las mayores figuras de la competición, se le resistía el anillo. De hecho, en ese periodo ni siquiera llegó a jugar unas finales. Pero la temporada 90-91 pintaba de forma diferente y , con buen tino, creyó que ahora sí. Y acertaron, vaya si acertaron. Desde aquel año, seis anillos de campeón en siete temporadas. Historia. Solo vamos a ponerle un ‘pero’ a esta portada: “¿Es nuestro nuevo DiMaggio?”, se preguntaban. No vamos a quitar aquí méritos a Joe DiMaggio como estrella del deporte americano, pero un país que tiene a Muhammad Ali en su panteón deportivo debería saber que a los ídolos también hay que saber elegirlos... incluso para una comparación.
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