UN CERDO LIGERO DE VIENTRE
Trabajar con Luis Ciges, en donde hacía de mi padre, me resultó inolvidable. Sobre todo por el cerdito que llevaba su personaje en brazos como mascota. Al animal le daban un producto para que estuviera un poco adormilado y no gruñera, porque rodábamosAl estrenarse no funcionó, fue luego cuando se convirtió en un clásico. Yo no volví a verla en pantalla grande hasta que me invitaron a una sesión con coloquio en el Cine Callao de Madrid, con motivo del 25.º aniversario. Al llegar y ver la cola pensé que era para alguna oferta en los grandes almacenes cercanos. El lleno fue total. La gente decía los diálogos a voz en grito y se levantaba para cantar las canciones. No he asistido a otra proyección tan surrealista en mi vida.
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos