DESDE FINALES DEL SIGLO IX, EL AMBIENTE DE INSEGURIDAD SE EXTENDIÓ POR LOS CAMPOS Y CIUDADES EUROPEAS COMO CONSECUENCIA DEL PELIGRO QUE SUPONÍA PARA LOS REINOS CRISTIANOS EL INICIO DE LAS DENOMINADAS SEGUNDAS INVASIONES. Estas estuvieron protagonizadas por vikingos, magiares y sarracenos, que cayeron sin compasión sobre una Europa fragmentada y casi sin recursos para poder ofrecer una resistencia firme frente a un peligro que amenazaba con destruirla.
PERÍODO DE CAMBIO
En este contexto, se llevó cabo una radical transformación de la estructura social de estos reinos cristianos, eliminando la vieja división entre hombres libres y en estado de servidumbre, por otra más efectiva para combatir el peligro que amenazaba las fronteras de la Cristiandad.
Desde el siglo X se reconoció una separación precisa basada en las funciones sociales, especialmente entre combatientes, o milites, y productores, o rustici, que después dio lugar a la división entre oratores, bellatores y laboratores. Además de las incursiones de