Clavados, maltrato… y una promesa olímpica
Gabriela Agúndez estaba haciendo gimnasia cuando el entrenador cubano Yunieski Hernández se le acercó a su mamá con una sentencia: “Mándemela a clavados; en gimnasia no tiene ninguna oportunidad”.
Gaby era una chiquita de cinco años con mucha elasticidad y muy flexible. Cometió el pecado de haber elegido un deporte que es prácticamente ignorado en México y en el que su estado, Baja California Sur, compite por región.
El entrenador, con su fino ojo para el reclutamiento deportivo, imaginaba desde entonces a Gabriela en su escuelita de clavados y en el futuro yendo juntos a unos Juegos Olímpicos. Eso le dijo a la señora Guadalupe García, no una, sino muchas veces.
Ahora, Agúndez participará en Tokio 2020 en las pruebas de plataforma individual y sincronizados, donde tendrá como pareja a la medallista de plata en Londres 2012, Alejandra Orozco. Yunieski Hernández falleció en mayo de 2020. Antes de morir se aseguró de que su alumna cumpliera la promesa que le hizo a ella
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